El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA o TDAH) no es una enfermedad y, por tanto, no puede decirse que el TDAH pueda curarse exactamente. Sus síntomas y distintas manifestaciones conductuales pueden ser tratados y controlados con la ayuda de un tratamiento adecuado y especialmente diseñado para cada caso específico, consiguiendo la minimización de su impacto sobre la vida de quien lo padece.

El TDAH es una condición (no una enfermedad) y, como tal, es una condición con la que el individuo ha de aprender a convivir.

Un buen tratamiento, aplicado cuanto antes, puede evitar los déficits en las capacidades cognitivas afectadas por el trastorno y en el proceso de aprendizaje, que interfieren en la maduración del niño. En la mayor parte de los casos se pueden evitar las limitaciones en el rendimiento escolar, en la percepción de sí mismo y del entorno, el desarrollo de la competencia social, etc.